"Una tradición viva, presente en todo el Arco Atlántico europeo. Tejos centenarios que arraigan en los lugares más significativos de nuestra geografía. En plazas, iglesias y ermitas, en los cementerios, junto a casonas y palacios. Verdaderos santuarios que fueron testigos de los acontecimientos más señalados de la vida rural: conceyus o asambleas de vecinos, juicios, pactos y juramentos, rituales y festejos…
Un patrimonio indispensable que se encuentra amenazado y en franca decadencia a causa del maltrato y la inconsciencia. Hoy más que nunca, es preciso transmitir íntegramente el legado, con todo su contenido vital, simbólico y didáctico, a las generaciones que vendrán; con la esperanza de que estos árboles continúen siendo un punto de encuentro y reflexión, entre pasado, presente y futuro. Entre los seres humanos y la tierra que nos sustenta, entre la tradición y la modernidad."
Escribir comentario