35. Ocre rojo y aborígenes australianos

    * “Según la mitología de las comunidades milenarias que aquí han habitado, la roca de Uluru es un testigo del Tiempo del Sueño, como ellos denominan al tiempo anterior al comienzo de la vida, cuando materia y espíritu aún no se habían escindido. En su interior duermen los seres seminales de los que partió la vida de todas las especies animales y vegetales, que en el Tiempo del Sueño formaban una unidad indiferenciada.” Antxon Aguirre, “Desde el tiempo del sueño”

 

    * “Para los aborígenes australianos, la forma de acceder al estado espiritual de ensueño (dreamtime) desde el mundo físico terrestre es a través de la sangre. Para ellos, las vetas de ocre rojo que se hallan en diversos puntos de su territorio son el sistema de circulación sanguíneo de la tierra. De hecho, su palabra para designar al ocre rojo significa arcilla mezclada con sangre. Este ocre rojo (óxido férrico) es frotado en el cuerpo en distintos rituales sagrados y mezclado con la propia sangre de los participantes como herramienta para acceder al mundo espiritual […] Hoy en día sabemos que existen similitudes físicas y químicas entre la sangre y el hierro. La sangre posee un campo electroquímico magnético en el cual las células actúan como imanes cerca de un imán. […] A través del hierro contenido en la sangre y en el ocre rojo, este campo electromagnético es conducido y amplificado” Katheleen Kimball, “Red Hended. An inquiry into the meaning of prehistoric red ochre handprints”

 

    * “En muchos rituales y ceremonias aborígenes australianas, el ocre rojo se frota por todas las partes del cuerpo mezclada con la sangre de los bailarines. La sangre también se utiliza para sujetar las plumas de pájaro sobre los cuerpos de los danzantes. Las plumas de pájaro contienen una proteína (queratina) que es altamente sensible al magnetismo terrestre. Esta técnica ayuda a los danzantes a acoplar su energía corporal a la energía invisible del reino del Dreamtime.” Robert Lawlor, “Voices of the first day”

 

    * “En 1975 Richard Blakemore descubrió que algunas bacterias reaccionan al magnetismo y las llamo magnetostáticas. Más tarde se descubrieron estas estructuras en palomas, abejas, pájaros,… y humanos. Los magnetosomas están formado por oxido férrico y se encuentran ubicados cerca de la hipófisis, en los senos etmoidales, en la glándula pineal y en las suprarrenales, así como en la masa cerebral. Recientemente se ha descubierto que la glándula pineal, situada aproximadamente en el centro del cerebro contiene en su interior cristales de magnetita. Esta glándula, a través de la producción de la hormona llamada melatonina, controla gran parte de las funciones metabólicas del organismo. Dado que la glándula pineal es un órgano magnético, está influida por los cambios diarios del campo magnético terrestre, y puede ser modulada con magnetismo externo.” Sodi Pallares, “Magnetoterapia”