20. La cultura de la Gran Madre, 30.000 años de historia

    * “Durante los últimos cien años se han encontrado más de un centenar de imágenes de mujeres de la época paleolítica entre grabados, relieves y esculturas. Estas imágenes, de un periodo comprendido entre el 40.000 y el 9.000 a.c., se han hallado en una vasta zona que se extiende desde Aquitania hasta Siberia, muchas de ellas en las inmediaciones de los Pirineos, en Francia, Italia, Alemania, República Checa, Eslovaquia o Ucrania. Pues bien, esta tradición tendrá continuidad en el Neolítico, habiéndose encontrado unas 30.000 imágenes (la mayoría de arcilla y de mármol) correspondientes al periodo 7.500-3.500 a.C. encontradas en el Este de Europa, así como Menhires de figura femenina, pequeñas imágenes de mujer o pendientes, en el Mediterráneo Occidental y en las costas de la Europa Atlántica pertenecientes al periodo comprendido entre el 5.000 y el 2.000 a.C.” Josu Naberan, “La vuelta de Sugaar”

 

    * “El análisis del imaginario mítico de la Vieja Europa ha reconstruido el eslabón entre la religión del Paleolítico Superior y el substrato preindoeuropeo de las culturas europeas […] La persistencia de la veneración a la Diosa durante más de veinte mil años, desde el Paleolítico Superior al Neolítico y más allá, se demuestra por la continuidad de una variedad de series de imágenes convencionalizadas. Los aspectos específicos de sus cualidades, tales como el de dar la vida, la fertilidad y el parir nuevas criaturas, es extraordinariamente persistente. […] En arte e imaginería míticos no es posible establecer un límite entre estos dos periodos, el Paleolítico y el Neolítico, de la misma manera que no es posible separar radicalmente plantas silvestres y cultivadas y animales salvajes y domésticos. La mayoría del simbolismo de los primeros agricultores fue tomada de los cazadores-recolectores.” Marija Gimbutas, “Diosas y Dioses de la Antigua Europa”

 

    * “Desde luego, lo que resulta sorprendente no es la metamorfosis de los símbolos a través de los milenios, sino, mas bien, la pervivencia de los mismos desde el Paleolítico. Los principales aspectos de la Diosa del Neolítico (La Donante de Vida, representada en una pose de parto naturalista; La que da la fertilidad, influyendo en el crecimiento y la multiplicación, representada desnuda y evidentemente embarazada; La protectora que proporciona hálito o alimento, representada como una mujer-pájaro con senos y prominentes glúteos; y La portadora de la muerte, representada como un desnudo rígido tallado en hueso) pueden ser rastreados hasta el período en que aparecieron las primeras esculturas de hueso, marfil o piedra, alrededor del 25.000 a.C., y sus símbolos (vulvas, triangulos, senos, cheurones, zigzags, meandros y cúpulas) incluso hasta mucho antes.” Marija Gimbutas, “El lenguaje de la Diosa”