22. Mari, la Gran Madre vasca

    * “Está Gran Madre (que recibe los nombres de Dama o Señora) representa un excepcional nexo con la cosmovisión originaria de los primeros europeos. […] Mari es la figura central del panteón mitológico vasco, todos los demás seres, espíritus y divinidades están supeditados a ella. Según la tradición, representa tanto a los fenómenos naturales (tormenta, viento,…) como a los animales (cuyas variadas formas adopta) y aparece vinculada a espacios sagrados (manantiales, cuevas, montañas,…). Es además sacerdotisa (sorgin) y rige la conducta de los seres humanos.

    Pero además existen una serie de características que conectan el mito de Mari con el paleolítico. El ejemplo más claro es que Mari está estrechamente vinculada a las cuevas y el mundo subterráneo. Los animales en los que se metamorfosea proceden, según las leyendas, del inframundo, lo que establece un vínculo (demasiado obvio para ignorarlo) con las expresiones artísticas y culturales de las cuevas prehistóricas del Cantábrico y el Pirineo. Son indudables los paralelismos con otras culturas indígenas en las que la cueva se concibe como entrada al útero de la Madre-Tierra, lugar dónde se gestan todas las criaturas vivientes. […] Mari es, por tanto, la manifestación de las fuerzas de la naturaleza divinizadas. Pero no en el sentido de divino que entienden las grandes religiones patriarcales, sino en el sentido de sagrado de los pueblos indígenas. Es decir, Mari no es ajena a la creación (trascendencia), sino que ella misma es la creación (inmanencia) y por tanto, todos los seres y ciclos naturales no son más que distintas expresiones de una misma realidad, de Mari. Este es el sentido de sus metamorfosis y de su multiapariencia.” Guillermo Piquero, “La cultura tradicional vasca”

 

    * “Cuando hablo de la Dama y de la Diosa no me refiero a ningún ser de carácter sobrenatural (la disociación entre natural y sobrenatural es una idea teológica tardía de las grandes religiones), sino a un símbolo, a un nombre (izen) que señala una realidad auténtica (izan).

    ¿Cuál es la realidad significada por tal nombre? La naturaleza como un Todo. Pues Mari o la Señora (Anderea) no se circunscribe en su actuar y en su estar sólo a la tierra, sino que abarca los tres reinos (mineral, vegetal y animal) y los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego [...] es el origen tanto del bien como del mal, a semejanza de la divinidad preindoeuropea arcaica.

    Para empezar, como dueña absoluta de la vida, tanto puede dar la vida como quitarla. […] Puede hacer beneficios como provocar daños, proteger los rebaños como desatar la tormenta. Por lo tanto, Mari no es la divinidad benefactora típica que entendemos normalmente como Diosa. […] En una palabra, es la Diosa o la madre asilvestrada, imagen de la naturaleza salvaje.” Josu Naberan, “La vuelta de Sugaar”