23. La cueva-templo de Praileaitz

    * “Según Xavier Peñalver, director del equipo de arqueólogos de Praile Aitz, la singularidad de la cueva se debe tanto a la excepcionalidad de los materiales encontrados (entre los que destacan cinco collares con un total de 29 colgantes), como al contexto en el que han sido encontrados. Y es que la de Praile Aitz no es como otras cuevas magdalenienses un espacio habitado por un grupo más o menos numeroso de humanos, que ha desarrollado en él sus actividades cotidianas de forma estable o estacional, sino un espacio habitado por alguien con cualidades especiales, quizá un solo individuo, dedicado básicamente a una función ritual, afirmó Peñalver. Preguntado expresamente por la posibilidad de que se tratase de un chamán, el arqueólogo eludió responder con un sí rotundo, pero sus palabras fueron elocuentes:

    Podemos afirmar que Praile Aitz, en este momento concreto del Paleolítico, estuvo habitada de forma esporádica por alguien con cualidades especiales, que desempeñaba actividades de tipo ritual y seguramente era referencial no sólo para los habitantes de las numerosas cuevas cercanas, sino para los de otras más alejadas. No me voy a aventurar más, porque estamos hablando de hace 15.500 años, nada menos, pero, sin necesidad de recurrir a la ciencia ficción, basta fijarse en algunos pueblos primitivos que hoy en día habitan en distintas partes del mundo para encontrar personajes que viven aislados, muchas veces en cuevas, y que no desarrollan directamente una actividad para ganarse el sustento, sino que éste se lo proporciona la población, que les reconoce cualidades específicas, medicinales o de otro tipo.

    Entre el total de 29 colgantes hallados en Praile Aitz, destaca uno que recuerda formas indudablemente femeninas. Calificarla o no como venus es algo que queda al arbitrio de cada uno, pero hemos hecho una superposición de sus formas con algunas de las venus paleolíticas más clásicas europeas, como las de Lespugue o Kostienki, y coinciden en muchos aspectos, incluso en sus dimensiones básicas.” Dominiohistoria.tk

 

    * Extracto de la entrevista de Begoña del Teso (Diario vasco) a Javier Castro, colaborador del departamento de etnografía de la Sociedad de ciencias Aranzadi:

    ¿Y porque habría de ser mujer el chaman de Praile Aitz?

    […] Sólo una mujer podría crear los ritos y pulir las piedras que asegurasen a la parturienta un buen parto. Una mujer que hubiera sido madre y a quien la suya le habría ayudado a parir, a conocer su cuerpo. […] Aquí se trata de propiciar el buen nacer. Y, acaso, el buen morir. Son ritos de fertilidad, de fecundidad. Tal vez algunos amuletos sirvieran incluso para identificarse como miembros del clan. Acaso acudieran de muchas partes para ser recibidos por la chamana. Para ser protegidos. Y reconocidos. Di-ríamos entonces que Praile Aitz sería un templo donde ella repartía los colgantes. Y a través suyo, seguridad.” Diario vasco, 03-01-2008