17. El huevo cosmogónico

   * “El huevo pertenece a la mitología de la Diosa pájaro como fuente de la vida. También se halla relacionado con el agua como el elemento primordial en el que se gesta la vida, porque el huevo-feto despierta por vez primera en las aguas de la matriz. El huevo y el vientre con forma de huevo son imágenes del comienzo de la vida: se divide el huevo único, se convierte en dos, y de la separación de las dos mitades (femenino y masculino, tierra y cielo) proviene la creación.” Anne Baring y Jules Cashford, “El mito de la Diosa”.

 

    * “Según Mircea Eliade, el simbolismo del huevo se sustenta menos en el nacimiento que en el renacer, el cual se manifiesta en la repetida y cíclica creación del mundo. En nuestra propia época, esto encuentra su expresión en algunos pueblos europeos, en los que se hace un uso ritual de huevos durante el Año Nuevo y la Pascua (está es una cristianización de los más antiguos ritos de regeneración que se celebraban en primavera). En los países bálticos y eslavos era habitual que en dicha celebración, durante la Pascua, se llevasen huevos pintados con torbellinos, espirales, serpientes, crecientes y motivos vegetales rojos y negros, los cuales se regalaban a las distintas familias que, para asegurar la renovación de la vegetación, los colocaban en la tierra arada. Además, el huevo juega su papel en las fiestas mortuorias y, como ofrenda, se colocan en las tumbas para propiciar la regeneración. Ésta es una asociación que viene ya de antiguo: desde comienzos del neolítico, los pithoi (tinajas) utilizados para enterramientos tienen forma de huevo, simbolizando el útero de la Diosa, del que resurgirá la vida” Marija Gimbutas, “El lenguaje de la Diosa”

 

    * Relato pelasgo de la Creación, según Robert Graves:

    “En el principio, Eurínome, Diosa de Todas las Cosas, surgió desnuda del Caos, pero no encontró una base sólida en la cual apoyar sus pies, así que separó el mar del cielo danzando sola sobre las olas. Danzó en dirección al sur, y el viento que creaba a su paso le pareció algo nuevo y distinto, apropiado para comenzar una obra de creación. Volviéndose, atrapó este viento del norte, lo frotó entre sus manos y he aquí que apareció la gran serpiente Ofión. Eurínome siguió bailando para entrar en calor, su danza era cada vez más y más sensual, hasta que Ofión, invadido por el deseo, se enroscó entre sus miembros divinos y los dos se dejaron llevar hasta hacer el amor. Después, Eurínome, tomó la forma de una paloma, anidó en las olas y, llegado el momento, puso el Huevo Universal. A petición suya, Ofión se enroscó siete veces en este huevo hasta que se rompió y se dividió en dos mitades. De su interior surgieron todas sus hijas e hijos, o lo que es lo mismo, todas las cosas que existen; el sol, la luna, las estrellas, la Tierra con sus montañas y sus ríos, sus árboles, plantas y toda clase de criaturas vivientes.”