32. La sangre de luna, ofrenda de vida

    * “La sangre de luna de la mujer se halla entre las sustancias más nutrientes y bio-energetizantes de la tierra. Puesta sobre una planta, ésta se nutre en profundidad. Nuestras costumbres nativas proponían, durante nuestras ceremonias de siembra y nutrición de las cosechas, que las mujeres en su tiempo lunar se movieran entre las plantas y derramaran su sangre. Nuestras mujeres siempre dieron su sangre honrosamente. Se sentaban sobre el suelo y la donaban directamente o la derramaban sobre musgos que luego depositaban sobre la tierra, para nutrirla y renovarla. Se acompañaban con esta canción:

    Entrego esta sangre de vida a todas mis relaciones y abro mi matriz a la luz. Entrego esta sangre de vida a todas mis relaciones y abro mi matriz a la luz. Entrego, entrego, entrego, entrego; abro mi matriz a la luz.” Brooke Medicine Eagle, “Una visión indígena de la menopausia”

 

    * “En la tradición norteamericana (sioux, lakotas, sénecas,…) se llamaba período de la luna a la menstruación. Una mujer cuando menstruaba se la consideraba en su momento más poderoso física y espiritualmente. El reposo durante la menstruación era considerado imprescindible para que la persona pueda estar concentrada en los planos espirituales adquiriendo sabiduría. Ese reposo tiene lugar en un tipi especial llamado la tienda de la Luna.

    Para el pueblo kogi, que habita en las montañas de Colombia, el mundo fue creado por la Gran Madre mientras menstruaba: su sangre es oro y ella permanece en la tierra, es fertilidad. Muchas otras tradiciones toman este ritual de sangrar durante la menstruación en la tierra como símbolo de reconexión con la Madre y donación de algo bueno y nutritivo.

    En la tradición egipcia por ejemplo, la joven menstruaba sobre un poco de musgo de la orilla del río. Para los lamas tibetanos la primera menstruación de una joven era la medicina más potente de la comunidad. Se dice que el lunar rojo que las hindúes se pintan a la altura del entrecejo (en el tercer ojo) simboliza la visión que las mujeres adquirimos durante el sangrado menstrual.

    Actualmente los shuar (de la selva ecuatoriana) también mantienen un ritual que llaman pago a la tierra. Es un ritual complejo, con mucha preparación y que continúa con la construcción de un altar para recordar lo sagrado de ese momento. Cuando comienza la menstruación, se dejan gotas de sangre sobre todo el conjunto de ofrendas que muy cuidadosa y detalladamente hay que recoger con determinada intención y pedidos. Al rezar durante la ceremonia, se pide por la reconexión con la Madre Tierra y que el ciclo menstrual esté alineado con los ciclos mayores de la vida, de ese modo despertamos una memoria en el cuerpo que recuerda que está unido al resto de la naturaleza de una manera armónica, según palabras de un curandero shuar.” Adriana Filgueiras, “Ritos menstruales en las tradiciones históricas”